JEEP CHEROKEE TRAILHAWK TURBO: AVENTURERO SIN COMPETENCIA
Estética SUV, capacidad off-road sobresaliente, motor turbo de 270 CV de potencia y todo lo necesario para convertirlo en un 4×4 de referncia. El Jeep Cherokee TrailHawk Turbo es un 4×4 con mayúsculas. Equilibrado y fascinante a la vez, y ees que la marca lleva creando todoterrenos desde hace 80 años.
Es un amor a primera vista. Azul eléctrico, llantas negras y pegatinas decorativas en color negro con detalles en rojo como los puntos de anclaje y arrastre. La fachada es soberbia, y la imagen que transmite es poderosa. Nos vamos de aventura.

Su imagen exterior es atractiva si quién lo mira es amante de estos vehículos poderosos que transmiten aventura y emociones. Tanto la parrilla como la partes trasera han sido modificadas para que los ángulos de ataque y salida se vean beneficiados y así ganar cotas off-road. Esto le hace diferente al resto de la gama Cherokee y le aporta un poco de picante que al final le hace ser un vehículo muy apetecible. Mantiene el rasgo identitario de la parrilla con 7 ranuras, muy Jeep, y elimina los faros a dos niveles que tan poco éxito obtuvieron, ahora son de corte afilado y junto a unos pasos de rueda de generosas dimensiones se obtiene un conjunto armónico muy musculoso. Es potente desde cualquier ángulo. Además la chapita de “Trail-Rated”, nos anuncia que sus capacidad off-road están más que acreditadas al superar una serie de pruebas en muchos de los terrenos más complicados del mundo. Lo dicho, quien no quiere un TrailHawk.

En el interior más de lo mismo. Similar al resto de la gama de Jeep Cherokee el habitáculo respira mucha calidad y mantiene los buenos materiales. Los numerosos plásticos visibles son de buena factura y no desentonan. Llama la atención la nueva pantalla de 8 pulgadas con sistema U-connect, y una sorpresa, la fila trasera de asientos se despalaza longitudinalmente a voluntad para facilitar el acceso de los pasajeros, y como no, cuando es necesario hacer crecer el volumen del maletero que puede pasar de 448 litros a 570 en un abrir y cerrar de ojos. Todos los asientos son de buena factura y la costura de color rojo. En el salpicadero podemos ver la rueda del selector de modos de conducción junto a los diferentes bloqueos de diferenciales disponibles. Ganas de pulsar el botón de arranque.

Como sólo está disponible en variante turboalimentada de gasolina con 270 CV de potencia, no vamos a ponernos melancólicos con el hecho de que “vaya, con un motor diésel viajaría al fin del mundo” y puede que si, pero saberse poseedor de semejante caballería aporta un plus de picante para adentrarse en la aventura de conducir un 4×4 a la americana. Empiezo por el final, y sólo puedo decir que es una auténtica pasada. Y porqué lo digo, por su motor de 2.0 litros y 400Nm de par que entrega unos brillantes 270 CV de potencia que siempre están presentes y a momentos son dóciles y otras poderosos. Un motor que pudimos probar en el modelo Wrangler Rubicon 1941 y que se mostró fuera de toda duda, no hacía falta ningún V8, y vaya si podía con el todopoderoso Rubicon, así que instalado en el Cherokee con 300 kilos menos de peso, imaginaros donde puede llegar. Fuerza, poder y capacidad 4×4 en un envase muy apetecible. La esencia del Cherokee TrailHawk de Jeep reside en esto, un corazón de gasolina de 270CV que brinda unas prestaciones de fuera duda. La caja de cambios de 9 velocidades la firma ZF y no es de doble embrague, algo que le viene muy bien y permite acelerar sin notar los cambios bruscos de un cambio de doble embrague. Las posibles pérdidas de tracción son mínimas y la ausencia de tirones es una constante. Las levas que hay en el volante pasan desapercibidas, y da igual que estén, o que no estén. No partan más que un detalles estético.

Entre asfalto y pistas, prefiere pistas, no en vano Jeep lleva 80 años fabricando 4X4, pero para nada desentona en asfalto. Así que vamos a ver que ofrece para ser tan bueno si lo que queremos es circular por pistas. Para empezar, nuestra unidad equipaba unos neumáticos de verano de 19 pulgadas, y aunque no prometía mucha seguridad el hecho de liarse a atravesar una pista enfangada en barro, lo hacía y muy fácil. El denominado Jeep Selec-Terrain viene con cinco modos, Auto, Snow, Sport, Sand/Mud y Rock, sólo disponible en la versión TrailHawk. El poder de tracción de cada uno de los modos de conducción es encomiable. Pero hay algo que esconde su afilada silueta y es el proveer de un ángulo de ataque de 30º, uno de salida de 32,2º y el ángulo ventral es de 23º. Y además los elementos más delicados del motor que se quedan alojados en el fondo del vehículo están sobradamente protegidos con unas placas muy resistentes que evitan más de un susto.

Viajar a bordo de la versión TrailHawk del Jeep Cherokee es toda una aventura. Y si piensas que puede ser tu vehículo, dispone de todo lo necesario para que la vida a bordo sea todo un lujo. Lo único que queda por hacer es pagar sus 55.000€ que cuesta aproximadamente y a disfrutar.
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