La exportavoz, exconsejera de empleo y exvicepresidenta de Castilla León, Rosa Valdeón, ha tenido que dimitir al provocar una reprobable situación al volante. Primero, rozando a un camión, que según relato de su conductor, tuvo que hacer una maniobra evasiva muy peligrosa (frenar de golpe un camión cargado o no, mientras varía la trayectoria, puede provocar un accidente serio). El segundo «error» de la señora Valdeón fue «no darse cuenta» de tal hecho y seguir como si nada, camino de su destino.

Habría que pensar que la señora Valdeón tiene algún problema cognitivo, si, según relata el camionero, no fue capaz de darse cuenta, como declaró en público, de las señales acústicas y visuales del perjudicado.

A continuación, en un control montado por la Guardia Civil para interceptarla, la despistada vicepresidenta dio un resultado que triplicaba la tasa máxima de alcohol en sangre, por lo que fue puesta «fuera de la circulación» por la autoridad. Y a sabiendas de la que se le venía encima, en el transcurso de un día debió de tomar la decisión de dimitir de sus cargos, puesto que se había quedado sin argumento alguno.

En circunstancia así, lo único que puede uno pensar es que esta señora salga a dar la cara, como hizo, declare públicamente su error, se auto reprenda y hable de la importancia de conducir sobrio/a para la seguridad de todos, y se marche para su casa. Pero no.

La rueda de prensa de la señora Valdeón demuestra hasta qué punto llevamos en el ADN la trampa, cómo nos gusta ser unos trileros incluso a sabiendas de hacer el ridículo. Demuestra el nivel, una vez más, de nuestra clase política, políticos que no son alienígenas, son un espejo de lo que somos como sociedad.

Valdeón declara en su rueda de prensa que se había tomado «dos cañas» (o dos cervezas, qué más da), y que lo había mezclado con un ansiolítico, probablemente una benzodiacepina. Ante tan sorpresiva afirmación, cabe subrayar que:

– La droga que usó la señora Valdeón no aumenta la tasa de alcohol en sangre. Es mentira que diera positivo por culpa de la pastilla, como una periodista ya le observó en el acto.

– La droga que usó la señora Valdeón potencia los efectos del alcohol en su organismo. Esto es, no sólo iba triplicando la tasa de alcoholemia al volante, sino que sus facultades cognitivas estarían aún más mermadas, como si todavía hubiera bebido más alcohol del que realmente había tomado, por efecto combinado del ansiolítico y «las cervezas».

Esto, por supuesto, creyéndonos que la señora Valdeón tomó esa pastilla, cosa que no sabemos. Sí sabemos que se tomó algo más de dos cañas, o que su metabolismo tolera muy mal el alcohol (que también puede ser).

 

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Pero esto no acaba aquí. La señora Valdeón además de diputada es médico. Sabe mejor que nadie puede saber que lo que dice para defenderse es MENTIRA. Una mentira con las patas muy muy cortas. Tanto, que resulta asombroso que alguien desde su posición salga a dar una explicación tan estúpida. Porque aquí, señora Valdeón, llegamos al meollo de la cuestión: Usted no iba solamente mamada al volante, sino que según ha declarado, mezcló alcohol con pastillas. No me voy a poner a buscar si lo que usted ha dicho ante la prensa es un delito contra la seguridad vial, pero si no lo es, debería serlo. Así pues, para tapar sus mentiras, supuestamente, se inventa una mentira mayor, una mentira que la convierte en una delincuente al volante.  Un auténtico despropósito contra sí misma y contra los más mínimos valores de rigor y honestidad que se le supone a un servidor público, no digamos ya a un médico. Todo vale.

No se preocupen, no pasa nada. La DGT está demasiado ocupada comprando helicópteros para multarnos hasta por hurgarnos la nariz mientras conducimos, en lugar de dar publicidad a casos como este para que sirvan de ejemplo público, ni investigarlos. La señora Valdeón no ha subido un vídeo a Youtube haciendo trompos en el parking vacío de un centro comercial, simplemente declara públicamente que mezcla alcohol y pastillas al volante; pero ha dimitido oiga, lo que le honra.

Hace buen servicio la señora Valdeón dimitiendo de sus altos cargos en la Junta, aunque según sabemos mantiene su escaño en las cortes regionales,  y el apoyo de sus colegas de partido (con algún carguito en la ejecutiva del PP),  también. Acabáramos. Además de haber demostrado que no tiene talla moral ni intelectual como política, es también una mala médica.  Debe de ser por eso que, en lugar de dedicarse a lo suyo, ha decidido seguir planchando el trasero en su butaca de las cortes regionales. Si me tocara ser un hipotético paciente suyo, desde luego agradecería tenerla confinada en tan magno lugar,  lejos de la práctica de tan noble profesión. Posiblemente allí es donde mejor servicio hace a la sociedad, ni que sea de oyente.