Extrovertido e inquieto, su familia y amigos le definen como “un personaje”. Una definición con la que Javier González Jiménez, natural de Real de San Vicente (Toledo) aunque afincado en Madrid, no puede estar más de acuerdo. Mecánico por vocación y tradición familiar a partes iguales asegura que es de esa estirpe que lleva la gasolina en las venas. Echa cuentas y calcula que lleva unos diez o doce años dedicado de lleno a la mecánica, seis de ellos en el negocio familiar que tiene medio siglo de vida y del que se encarga él desde que en 2013 se jubiló su padre.

Ya de niño se bajaba de casa al taller para arreglarse sus juguetes, a “cacharrear”. Estudió un ciclo de grado medio de Mecánica pero también pensó en dedicarse a la cocina o la fisioterapia. E incluso durante años trabajó en el mundo de la música. Fue percusionista en las mejores discotecas de Madrid, relata, pero no lo vio como un trabajo de futuro. “Lo poco que tenga bueno lo tengo que tener en las manos. Siempre se me ha dado bien trabajar con ellas”, apostilla Javi.

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Javi trabajando en su taller

Su predilección son los coches antiguos, por encima de cualquier marca. “Antes era cuando se hacían bien los coches. Ahora están todo el día rotos”, dice añadiendo que da pena ver a gente que ha hecho un enorme esfuerzo para pagarse el coche que le gusta y que luego el vehículo no deje de darle problemas y tenga averías muy costosas. En su taller han recuperado un Seiscientos que había pasado años sin funcionar un pajar, “con todo podrido, y que hoy vuelve a tener vida. Toda una satisfacción para alguien que si pudiese tener el coche que quisiese, se decantaría por un Mini “pero de los antiguos, el último de los antiguos”.

De momento conduce una Volkswagen Carevelle, de 2007. Ni que decir tiene que la cuida como oro en paño. “Después de mi mujer es lo que más quiero”, relata. Y es que era el sueño de su vida. Tenía ocho plazas y la ha ido transformando. Ahora tiene cama, un “saloncito en medio” y es la aliada perfecta para sus vacaciones y escapadas. “La tengo que da gusto verla. Si la pasa algo a la furgoneta me da una depresión”, subraya con total seriedad y un marcado acento madrileño.

Javi es el ejemplo de mecánico todoterreno. En su negocio tiene un técnico especializado en electrónica y él lo está en el resto. Pero lo que más tiempo le quita en el día a día es la gestión del taller. “Soy mecánico, recepcionista, soy el que hace la contabilidad de la oficina, el que factura, el que recepciona los coches, me encargo de las redes sociales, del marketing… Todo en uno”, afirma.

Pese a todo tiene claro que lo que más le gusta es la mecánica, “aunque te caiga el aceite por la boca”, y lograr que la gente se quede con el trabajo bien hecho. En el negocio familiar nunca han sido partidarios de invertir en publicidad. La mejor, sostienen, llegan por el boca a boca, por el cliente satisfecho. Y en esas se mantienen hoy.

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Disfrutando de un momento de descanso antes del rodaje junto al Audi

Pero como en todo trabajo siempre hay una parte más complicada. Para Javi hay dos. La primera es la electrónica. Un área en la que asegura que hay que ser muy certero para dar con el fallo y no se trate de “cambiar por cambiar” hasta ver si se da con el problema. La segunda es tratar de transmitirle al cliente la máxima transparencia posible en cuantos pasos se dan. Eso en un sector que arrastra mala fama. Una tarea harto difícil. “La confianza puedes tardar veinte años en ganarla y perderla en cinco minutos”, cuenta dejando por un momento las bromas que aderezan casi cada segundo de su conversación. Aquí se pone serio y explica que él hace todo lo posible para que el cliente esté siempre bien informado. Le avergüenza que haya profesionales del sector que les den mala imagen a los demás.

Los años de experiencia, por otra parte, le van dejando un amplio anecdotario que relata con dotes de humorista. Gran parte de ellas están asociadas al uso y abuso de internet. Y es que más de uno con un tutorial de Youtube se atreve a hacer arreglillos en su coche. “Me ha pasado desde que me llegue un Seiscientos con la batería puesta al revés y funcionando, hasta una persona que venía que decía que no le salía el agua del limpiaparabrisas y tenía el depósito lleno. Y es que había llenado de jabón el agua del circuito del coche. La ignorancia es un peligro. Pero si a ti te tienen que operar de la rodilla, ¿por qué no te pones un vídeo de YouTube y te operas tú? Pues esto es lo mismo. No juegas con tu salud física, pues no lo hagas con la seguridad de los tuyos”, dice.

Lo que también tiene clarísimo es que en su taller no ponen piezas que se hayan adquirido por internet, en otros talleres o en cadenas low cost. “A veces viene alguien y te dice ‘me he comprado unas pastillas de freno por internet pero no sé ponerlas, que si me las puedes poner’. Y yo les digo ‘mira yo no voy al restaurante de Ferrán Adriá y le digo Ferrán me he comprado un chuletón de buey y, como yo no quiero pasarlo, a ver si me lo puedes hacer con el toque ése que le das tú’. Y así la gente lo entiende”, ironiza.

Las escasas horas que le quedan libres las dedica a sus hobbies. La percusión o, más bien, la música en toda su amplitud, es uno de ellos. Otro, el tiro con arco y el tercero lo constituye la práctica de todo tipo de deportes de montaña (senderismo, barranquismo, bicicleta de montaña, esquí, escalada…). De casi todos ellos puede disfrutar en su pueblo natal, Real de San Vicente, donde se escapa siempre que puede. “Quien tiene un pueblo tiene un tesoro”, explica desde la sierra toledana.

Precisamente una de las cosas que le gustaría hacer sería preparar un coche para la subida al Pico del Piélago o de San Vicente, que se lleva a cabo en octubre en el municipio toledano. Pero preparar un coche así requiere mucho trabajo y tiempo, ya que tiene que pasar todas las revisiones para rallies. Y, hoy por hoy, entre arreglar los vehículos que llegan al taller y llevar la gestión del mismo, Javi no ve factible sacar más horas para cumplir ese reto.

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Un momento de la grabación junto a Víctor, su compañero de equipo

SOBRE ONMOTOR. A Javi IRONCAR le viene como anillo al dedo. “Soy un tío con afán de protagonismo. Me gusta el programa. Mi mujer y mis amigos me han dicho lo mismo, que en cuanto me conozcan me quedo en televisión porque soy un personaje”. Por eso no oculta que se ve vencedor del espacio de ONmotor, aunque apunta que cree que tiene idénticas posibilidades que el resto.

Se adapta a cualquier circunstancia y tal vez por ello cualquiera de los tres coches le habría venido bien. De su compañero dice que “es majete” y que bueno trabajando. Por el momento no ve grandes problemas, a no ser la presión de trabajar contra el crono y con una cámara delante o detrás todo el tiempo. Aunque uno diría más bien que eso a alguien como Javi le motiva porque le hace sentir en su elemento.

RED DE TALLERES. El taller que regenta Javi se encuentra integrado en la red CGA CAR Service. “Me gusta porque tratan a todo el mundo por igual seas un taller pequeño, mediano o grande”, indica. Entre los puntos fuertes de una red de talleres destaca la unificación de servicios, tanto los que se dan a los clientes como los que la propia red presta para cubrir las necesidades del taller. Garantías, asistencia técnica o formación son sólo algunos de ellos.

En este sentido considera que la formación y el reciclaje continuo es esencial. “Los coches ahora tienen fibra óptica y hasta WhatsApp”, señala a modo de ejemplo. Pero sobre todo hay un área en la que cree que la formación aún tiene que llegar más lejos y es en la relativa a los coches eléctricos ya que estos vehículos han llegado para quedarse y, a su juicio, los cursos que se imparten todavía son muy básicos. Inquietudes no le faltan a este toledano que promete dar mucho juego en esta primera competición en Discovery MAX entre talleres mecánicos.